En más de la mitad de diagnósticos por cáncer de páncreas el procedimiento más común para tratarlo y detener su expansión es una cirugía cuyo nombre puede causar extrañeza, nosotros te contamos de qué trata
Whipple o pancreatoduodenectomía son los dos nombres con los que se conoce al proceso quirúrgico más empleado para tratar el cáncer de páncreas, cuando este se encuentra en una fase conocida como de resecabilidad limítrofe, esto quiere decir que el tumor se encuentra todavía confinado en el páncreas o apenas se ha expandido a vasos sanguíneos, órganos o tejidos cercanos.
Aunque ambas denominaciones poseen una terminología médica que puede generar un efecto abrumador en los pacientes y familiares, en realidad es una técnica que llevada a cabo por un especialista puede marcar una diferencia para detener la expansión del cáncer pancreático, uno de los más agresivos, y brindar altas posibilidades de supervivencia.
El Whipple o pancreatoduodenectomía se lleva a cabo en una operación a través de una incisión en medio del vientre, mediante la cual el cirujano buscará extirpar la cabeza o incluso el cuerpo del páncreas, además de estructuras adyacentes como lo son parte del intestino delgado o duodeno, parte del conducto biliar, la vesícula biliar, ganglios linfáticos cercanos al páncreas así como el píloro o la válvula inferior que conecta el estómago con el intestino delgado.
Posterior a esta extirpación, que además asegura la erradicación de restos del tumor, el equipo médico realiza un procedimiento para devolver las facultades y funciones del páncreas en cuanto a la producción de enzimas digestivas y secreción de bilis al conectar el conducto biliar y la parte restante del páncreas al intestino delgado, así como el estómago con parte del extremo del intestino delgado, esto con la finalidad de que los alimentos logren pasar por el tracto digestivo.
En diversas ocasiones este procedimiento se conoce también como Whipple estándar, mientras que otros expertos médicos reconocen una segunda clasificación, el Whipple complejo, el cual se diferencia del primero porque el píloro o la parte inferior del estómago se deja intacta.
En la inmensa mayoría de casos, además de la cirugía se recomienda un proceso terapéutico al que se añaden la quimioterapia o la radioterapia, incluso un tratamiento conjunto para asegurar la erradicación de las células cancerígenas en la zona y su posible expansión a sitios distantes, dando como consecuencia metástasis.
Al igual que en la mayoría de las cirugías, el Whipple conlleva una serie de riesgos y posibles complicaciones como lo son sangrado abundante, fugas en las conexiones entre órganos o incluso que una vez iniciada la operación y realizada la incisión los médicos constatan que la expansión del tumor ya no hace segura su extirpación, por lo cual se procederá a realizar una procedimiento menor para contrarrestar posibles complicaciones, como la obstrucción de los conductos.
Sumado a esto es necesario también apuntar los efectos secundarios a este procedimiento en el paciente como lo pueden ser la dificultad para digestión, pérdida de peso y cambios en el ciclo normal de evacuación.
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